lunes, 24 de abril de 2017

8 de Octubre. El Tourmalet.

>Vale, hoy me toca escribir sobre 2 días, lo cual hasta puede resultar interesante, por lo de la perspectiva.
Salí de Villafranca del Bierzo con dos paquetes extra, el frío y la angustia. ¿Puedo o no puedo conseguirlo? ¿Es exagerada la fama del puerto del O’Cebreiro? La primera sorpresa de hoy es que los 15 km iniciales son llanos, así que, a descontar de los 30. Ya quedan menos. Después de estos primeros empiezo la subida sin complejos pero con mucha calma, tengo que administrarme. Voy escalando poco a poco, compro un par de plátanos a una extranjera que se afincó aquí y que tiene una paradita a pie de carretera. Dice que ahora los peregrinos están más dispersos en cuanto a horario, o sea que pasan a todas horas y eso la incomoda porque, para sacar rendimiento, tiene que estar más horas. Voy parando y descansando hasta que la pendiente se pone insoportable y otra vez descabalgo y acompaño a mi bici durante unos minutos hasta que lo insoportable se vuelve aceptable.
Veo a lo lejos y en lo alto del monte lo que parece un pueblo, es Piedrafita de O’Cebreriro. Cuando consigo llegar me siento radiante. Lo has conseguido. Ahora solo te queda el Alto del pollo. Un ratito más y a bajar, el desnivel de subida que queda es asumible. Así que me paro con mi ‘radiación’ y me como el bocata de jamón que me guardé de ayer. Abro el wsp y veo todas las felicitaciones que me han hecho llegar. Gracias, gracias. Diez minutos más tarde arranco con la ilusión de tenerlo casi en el bote. Pero parar y comer demasiado sigue sentándome mal. Al final me aprenderé este patrón de comportamiento que me lleva a la miseria física. O me paro más rato y como menos o no lo conseguiré!.
 
Alto do Poio

Pero la segunda sorpresa todavía está por llegar, sigo subiendo y sufriendo y parando una y otra vez. Un rato más tarde llego arriba del interminable monte y leo Puerto de Cebreriro, 1.300 m. ¿Pero no había llegado ya? Había estado confundido todo este tiempo. Mierda. O sea que todavía me queda ‘El pollo’, pues vaya trompazo moral. Tengo que seguir, he de seguir como sea, no me puedo rendir aquí, que ganas no me faltan. Después de unos cuantos desniveles más, ya casi en lo más alto, llega el esperado descanso en un bar lleno de peregrinos, ya casi tocando el cielo.
El mítico O’Cebreiro se ha hecho un hueco en mi percepción del Camino de Santiago.  


Ahora empieza el descenso libre hasta Tricastela y me planteo cerrar aquí la etapa de hoy. Pero mi tozudez y firmeza con mis objetivos siguen enganchados a mí como si de lapas se trataran. Paso por Samos, otro santuario en el que hay que parar y admirar. Pero estoy demasiado cansado y quiero seguir, me devoran las ganas de llegar a Sarria y celebrar mi cumpleaños. Un buen hotel y una buena cena bastarán para la ocasión, no pido más. Sarria parece el centro de esta comarca gallega y seguro que encontraré lo que busco.<


Samos



Todo está lleno, es sábado, los peregrinos y otra gente se mueve y quieren dormir aquí. No quiero dar muchas vueltas por el pueblo porque estoy desfondado. Cojo el móvil, ya casi sin batería, y cazando por internet encuentro una habitación en una pensión que hará las veces de hotel de lujo. Desde allí mismo, me recomiendan el mejor restaurante donde saborear mi cumpleaños de la mejor manera. Pero ni el hotel es de lujo, ni el restaurante se ganaría la fama gracias a mi. Hoy la logística no ha salido tan bien como esperaba. Gestiono mis emociones como puedo e intento ver el lado positivo de las cosas. Ya he conquistado más del 80% de mi hazaña. Ya sé que no es gran cosa comparado con los Ironman, o maratones, o vueltas ciclistas extraordinarias, pero es MI hazaña y un posible pasito más hacia mi plenitud y  a ser una persona más completa, sobre todo si consigo terminarla. Ahora, desde Sarria, parece un poco más asequible. 

Aquí es donde aparece uno de mis puntos vulnerables, mi exceso de confianza. Antes de partir, por la mañana del domingo 9, no tengo ni idea que estoy en modo ‘exceso de confianza’ por haber conseguido llegar hasta aquí y haber superado las dos etapas reinas, y que esto ya me llevará en volandas hasta Santiago. La cruda realidad choca de frente con mis falsas expectativas y pensar que esto ya estaba hecho. Suposiciones erróneas y juicios anticipados me llevan a una situación engañosa y va a ser difícil gestionarlo.

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