>¿Qué más puedo pedir? vaya respuesta a mis reflexiones.
Si, se lo dejé leer y después, mira qué pasa, qué sorpresa…o no.
No tenía ninguna duda de la forma en que me quiere y es quizá la cosa que más me gusta de Camino, su incondicionalidad en su forma de amar.
Ayer domingo y antes de llevar a mi hija Claudia de vuelta a Barcelona, va y se pone a hacerme coaching delante de ella. Vale, acepto, no tengo secretos y no me importa que Claudia conozca mi parte más vulnerable. Mi hija salta como un muelle para decir, - a mi me pasa exactamente lo mismo !
El descubrimiento de esta nueva conversación fue reconocer y aceptar cómo soy de una forma más concreta, que lo que me motiva es dar ideas y no mucho más. Lo que busco es encontrar eso con mi experiencia y conocimientos. Es decir, aceptar quien soy y también las circunstancias que me rodean sin poner limites y eliminar las creencias de que no puedo o que eso es muy arduo.
Algunas de mis creencias que aparecieron ayer;
- Ser el mejor o ser muy bueno en algo
- Necesitar el reconocimiento externo
- Quizá, la necesidad del dinero
- Necesito tener tiempo libre para mi
- El riesgo de albergar la incertidumbre del resultado me limita
- El exceso de confianza cuando empiezo a dominar un tema
- Que me aburriré al cabo de poco tiempo
Ahora no tengo más cosas en mi cabeza aunque ya empiezo a sufrir porque se acerca la hora de comer y ‘las obligaciones’ y este exceso de responsabilidad no me dejan fluir más.
Sigo con las dudas de dónde ir, y aunque valoro la posibilidad de ir a San Francisco con mis cuñados, tengo miedo a la inseguridad de hacer un viaje que me no me lleve a vaciar la mente, y por ello me atrae mucho más el Camino de Santiago en bici o a pie.<
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