lunes, 24 de abril de 2017

4 de Octubre. Llanto desconsolado

>El gran día, la gran sorpresa. Hoy iba pensando como disfrutar más del viaje y así he empezado, visitando Citores del Páramo un pequeño pueblo que había a los pocos kilometros de mi partida en Villanueva de Argaño. Hasta aquí todo bien, incluido que hoy era casi todo llano a partir precisamente de esta pequeña aldea. Los 67 km hasta Carrión de los condes han transcurrido fisicamente muy tranquilos, con tempo de disfrute y alma convulsa.
Pero la sorpresa ha venido después de Villasandino. Cuando ya llevaba unos 22 km de ruta, de repente he tenido la sensación de que era libre y he parado la bici emocionado, sollozando de la emoción que borbotaba de mi corazón. No sabía muy bien qué ocurría. He tenido un flash de la carretera que va de Sevilla a Cádiz, como un ‘Dejà vu’, como si allí estuviera la libertad o algo así. Sensación de que la libertad plena emanaba de mi interior. Rápidamente mi mente me ha hecho una mala pasada y se ha ido hacia mi relación con Camino. Parece obvio que cuando tienes una relación y además convives con alguien pierdes algunas libertades de movimiento, pero esto no quiere decir que no puedas decidir todo lo que tu deseas con libertad. Me ha llevado también a otros momentos de mi libertad después de mi divorcio, ya hace algún tiempo. He grabado algunos videos tan pronto como me llehaban las emociones a flor de piel y que ahora en el hotel miraré y escucharé con atención. 
Que emocionantes son los videos. Ya los he visto en el hotel. Si. Ha sido un cumulo de emocionalidad positiva y que realmente creo que tiene que ver con mi libertad, la libertad de decidir lo que quiero en cada momento. Ha sido un verdadero alivio.
Me he preguntado porqué estaba pasando todo esto, después no sé muy bien cómo me ha llegado una respuesta desde mi interior diciéndome “porque te quieres”. En ese mismo momento un cuervo ha graznado un par de veces. 
Lo más significativo es que un ratito más tarde, y como decía en mi video recordando las palabras de la mujer austro-italiana del primer día acerca de abrir mi corazón, hoy se ha dejado ver lo que llevaba dentro. He recordado que debo dejar salir mis emociones para que hagan el trabajo que deban hacer. Y tanto me ha calado que justo antes de entrar en Carrión de los Condes me ha venido otro llanto espasmódico por el que parecía que estaba sacando toda mi mierda acumulada y, al mismo tiempo, la sensación de una liberación profunda.





Hablando del viaje, decía también en los videos que muchas veces hago un esfuerzo especial cuando estoy llegando al final de una cuesta. Hoy he visto y vivido que el final de esa cuesta no te deja ver que hay otra a continuación, escondida por la propia pendiente y por lo tanto no estaba gestionando muy bien este tipo de momentos complicados. Disfrutar del camino, de nuevo me ha llegado el mismo mensaje en clave de una carretera con cuesta, no por mucho correr llegas de la mejor manera. De hecho es como lo de la felicidad, que aparece cuando gestionamos correctamente  nuestro día a día. En algún lugar del Monasterio donde he dormido hoy he leído, ‘el camino no es la meta’. La meta es la vida en sí misma y como decides vivir tu día a día. Pero bueno esto es más conocido, mañana volveré a abrir mi corazón y dejaré que lo que quiera entrar o salir de mi lo haga y realice su trabajo.
Por cierto hoy me he dado el lujazo de dormir en el Monasterio de San Zoilo, un lugar muy relajante y con un restaurante de primera. Después veré que hago mañana con el recorrido y todo lo demás. 
 - Observa con el corazón bien abierto.<



La felicidad. Que mal usamos esta palabra. En el lenguaje de coaching yo la equiparo a lo que llamamos plenitud. Y una forma interesante de medir nuestra felicidad o plenitud es a través de nuestros valores. ¿Cuáles son nuestros valores? ¿Cuales son los más importantes? ¿cuánto los estamos honrando? 
Expondré mi caso. El valor que está primero en mi lista es la ‘libertad’, la capacidad de decidir mi propia vida, de tomar mis propias decisiones y que no lo haga otro por mi. Con todas las consecuencias que eso conlleve. Que la libertad es mi primer valor es evidente leyendo los primeros párrafos de hoy. Pues bien, cuando mi libertad se siente amenazada mi felicidad se resiente inmediatamente. Si sumamos más valores a la ecuación más completo será el dibujo de nuestra felicidad, de nuestra plenitud. Si imaginamos un ecualizador de valores y todos están muy arriba, probablemente nuestra vida será plena o estará cerca de la plenitud.
Cuando el ecualizador de nuestra vida muestre señales de debilidad, debemos preguntarnos ¿cuáles de estos valores están siendo amenazados?

Hoy he re-descubierto que mi primer valor está a salvo.

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