martes, 16 de mayo de 2017

Capitulo 3 ¿Quién es el idiota aquí?

Algunos deben pensar que el idiota soy yo, porqué muestro mis debilidades, o porqué no pongo una careta enseñado una imagen falsa que muestre lo bueno que soy, los títulos que tengo, el maravilloso jefe que he sido y las promesas que hago y sé que no cumpliré.
¿Te has creído que por qué en tu tarjeta pone que eres Gerente, Director o Jefe eres más bueno que los demás?. Si te lo preguntara de verdad, me dirías que no, claaaro, como vas a reconocerlo, tu misión es aparentar humildad pero tu torpeza aparece bajo el escudo en el que te escondes. Y bajo la ley del miedo, dominas a tu ‘corral de gallinas’ que huyen despavoridas cuando tus graves tonos de gallo, suenan en un tono más fuerte de lo habitual. Y es que el miedo de las gallinas es menor que tu propio miedo de hacerlo de forma honesta, transparente y auténtica. Tu miedo es tan grande que no te deja ver lo grande que tu eres en realidad. Bajo ese escudo de aparente fortaleza, dureza y dirección hay un alma insegura, dudosa, indecisa y temblorosa. 

¿Qué porque te ocurre esto a tí?, ¿qué por qué eres especialmente idiota?, por qué naciste menos inteligente, por qué nadie te ha enseñado a dirigir y liderar un equipo, porqué es lo que has visto en tus propios jefes, por qué si no hablas en un tono más alto nadie te hace caso y por qué no hay otra forma de hacerlo.
NOOOOO, es mentira, o al menos esas son las mentiras que te quieres contar a ti mismo y porque no te has planteado otra forma de hacerlo. Vives en tu zona de confort, vives en la zona de ‘virgencita, virgencita que me quede como estoy’, si así, más o menos, ya me funciona ¿por qué debería cambiar?, ¿por qué debería arriesgar?. Pues muy fácil, por qué así NO funciona, y sino te lo crees, sólo tienes que mirar la cara que ponen tus ‘gallinas’ cuando actúas de esta forma. Seguro que no cacarean de alegría, o de motivación, o de inspiración o de responsabilidad, no es esa la cara que querrías ver en ellas, ¿verdad?, entonces, ¿por qué sigues haciendo lo mismo, día tras día tras día?. 
Mi consejo, contéstate una pregunta muy simple, ¿qué puedo hacer yo?
Siempre hay algo que puedes hacer para cambiar una situación, aunque solo sea la actitud con la que vas a afrontarlo. De hecho si cambiases solo tu actitud el resultado final estaría muy muy lejos del de afrontarlo desde la resignación. 
Todo está en tu mente, si crees que puede ocurrir lo que deseas, hay una alta probabilidad de que pase, si no crees, seguro que no ocurrirá. 

Afirmo con contundencia sin embargo, que si no eres capaz  de liderar tu propia vida, tu propio destino, si dejas que las decisiones importantes las tomen otros por tí, no serás un buen líder de equipo. Tus gallinas correrán como ‘pollo sin cabeza’, sin dirección, ni concierto, ni cohesión o sentido. Si no lideras tu propia vida, ¿cómo vas a liderar a los miembros de tu equipo? ¿quién va a creer en ti?
Entonces, y solo si estás de acuerdo y quieres seguir adelante, la siguiente pregunta que deberías hacerte es, ¿soy líder de mi propia vida?

Si tu vida está condicionada por factores externos a tí, como por ejemplo, tu jefe, tu pareja, la crisis económica, la falta de tiempo, la hipoteca o tu formación, eres CLAVO. No hay duda. No estás liderando tu vida, la estás dejando en manos de otros, de otras circunstancias sobre las que a veces no tienes el control, para que te martilleen sin compasión y sin oposición.
Como decía Will Smith en una de sus películas, en este mundo solo hay dos tipos de personas, CLAVOS o MARTILLOS.
Doy por supuesto, que entiendes MARTILLO como líder de tu destino, forjado a través de todas y cada una de las decisiones que tomas cada día buscando tu propio rumbo. Un rumbo que TU has decidido, y que quieres vivirlo a través de los valores que honras a diario, quizá la honestidad, el amor, la libertad, la justicia, la perseverancia o algún otro de los muchos valores que al honrarlos, nos hacen vivir una vida plena, una vida de felicidad. Por eso decimos que la felicidad no es una meta en sí misma, es honrar día a día los valores que hacen que disfrutemos de una vida plena.
Amigo CLAVO, tienes que decidir y dejar de quejarte. Las quejas no son más que un juego interior que racionaliza o justifica tus NO decisiones, tus miedos, tus ‘no afrontar las situaciones difíciles’, tus inseguridades, tus ¿que dirán?, en definitiva, tus ‘es-que-zofrenias’.

La buena noticia es que no has sido siempre así. Solo tienes que mirar atrás y recordar. Recordar quién fuiste superando los problemas que se te plantearon en algún momento y que superaste. Recordar qué te definía en aquel momento. Eras poderoso, seguro, atrevido, valiente, seguramente satisfecho y orgulloso. Este eres tu. 

Lo que ha ocurrido es que te has dejado ir, has dejado el mando temporalmente y quizá ahora estás en tu zona de confort, en el área de descanso de tu propia autopista, pero tienes que seguir conduciendo, poniendo los cinco sentidos. Conduce a tu ritmo, a tu velocidad por qué has de seguir gestionando tu vehículo, reconocerlo, aceptarlo y quererlo. Y desde ahí, seguir gestionando las dificultades que se te presenten, tus emociones, hacia el rumbo que tu has decidido, el que está hecho para ti.  Tu propósito de vida. 


Ya aprendiste a conducir, no necesitas volver a empezar, solo retomarlo donde lo dejaste, solo tienes que recordar quién eres.  Enfócate en tu luz, sal de tus sombras y ocupa el lugar que te corresponde, el que se te concedió cuando viniste a este mundo. ¿Estás preparado?. Colócate, dalo todo, ahora es el momento.

jueves, 11 de mayo de 2017

Capitulo 2 ¿Storytelling?

¿Ya has contestado a las dos reflexiones que proponía?

La mayoría de personas contestarían a la pregunta de, ¿de qué va mi historia?, diciendo que es posiblemente una historia de superación, de lucha, o de vida, otros dirían que es una historia triste, quizá otros hablarían de éxito o de buscar y encontrar nuestro propósito de vida, y ¿sabes qué? todos tendrían razón, porque a la postre todos somos dueños de nuestra propia realidad, y esa es la única que cuenta.
Lo que he contado en este primer capítulo es mi historia pero cambiando el nombre de los personajes,  de las dificultades o los triunfos podría ser perfectamente la tuya, que estoy seguro que está llena de satisfacciones, de dudas, de amor, de frustración, de gratitud, ansiedad o belleza, al final, como la de todos los seres humanos. Pues entonces, ¿por qué la cuento?.
Verás, en mi experiencia como formador y facilitador, he aprendido que las cosas contadas como una historia o un cuento, tienen un impacto definitivamente superior en la audiencia, generan una conexión emocional directa y se comprenden infinitamente mejor. 

Si miras en tu interior después de leer el primer capítulo, estoy convencido que te sentiste identificado y que empatizaste conmigo, que has sentido que había algo tuyo en esa historia y que probablemente ha abierto una pequeña ventana de reflexión en tu interior. ¿Estoy donde quiero estar?, ¿estoy siendo quien quiero ser?. Casi seguro que ha producido imágenes en tu cerebro y que estas serán el punto de partida para recordarlo todo.
Este es el gran poder del ‘Storytelling’ o de contar las cosas a modo de historia o cuento, eso es lo que significa esta palabra tan en boga últimamente. 
Contar historias facilita la comprensión de cualquier hecho, por complicado o técnico que parezca inicialmente, y facilita la comprensión a nuestra audiencia de forma que nuestro mensaje quede grabado en la memoria más reciente de nuestro cerebro.
Déjame que te ponga un ejemplo sencillo, cuentan que dos vendedores de zapatos fueron a Africa a finales del siglo pasado, después de unos meses de trabajo, llegaron dos telegramas de vuelta a su central de origen. El primero decía, “Situación desesperada. Aquí nadie utiliza zapatos”. Y el segundo escribió, “Grandiosa oportunidad. Aquí nadie usa zapatos todavía.” 
Esta corta historia nos enseña que las situaciones dependen de nuestro propio punto de vista o de nuestro estado emocional. Es lo mismo que contar que ‘el vaso está medio lleno o medio vacío’. 
Quizá a partir de ahora para explicar que ‘todo depende del cristal con que se mire’, también recordaremos la historia de los vendedores de zapatos que fueron a Africa.
Contarlo en forma de cuento o historia hace que lo recordemos más fácilmente y que lo usemos para hacernos entender.
El ‘Storytelling’ inspira, impregna y emociona, seguro que habéis visto algún video en YouTube, o en cualquier otra plataforma, de alguna persona que ha tenido que superar una grave enfermedad, pérdida o desastre financiero que se ha recuperado anímicamente con esfuerzo, valentía, perseverancia o amor, y que recordáis como fuente inspiradora para vuestra propia vida. Te da energía, motivación y fuerza para afrontar tus propios problemas o circunstancias que estés viviendo en ese momento. Este es el pder del Storytelling.
Por otro lado, si te fijas bien e intentas recordar algún anuncio televisivo, radiofónico e incluso impreso que te haya gustado, que todavía cuentes o que te emocione, verás que va ligado a una historia. Siempre va ligado a una historia.
Otra herramienta parecida a las historias son las metáforas. La metáfora consiste en un tipo de analogía o asociación entre elementos que comparten alguna similitud de significado para sustituir a uno por el otro en una misma estructura. ‘Para muestra, un botón’, es una metáfora para decir ‘por ejemplo’.
Te pondré otro ejemplo, cuando explico mi historia en el anterior capítulo y quiero hacerte ver lo mal que lo pasé,  lo ilustré con la metáfora del túnel oscuro, húmedo y zigzagueante que viví en aquel momento. Es más probable que te acuerdes del túnel que de las emociones que te pueda describir con palabras más específicas como, sufrimiento, ansiedad o incertidumbre.  
El refranero, tan típico en nuestro país, hace la misma función que las metáforas. ‘Dicho popular agudo y sentencioso que suele contener un consejo o una moraleja’, dice la definición de refrán. Nos recuerda como la sabiduría popular se transmitía entre personas en otros momentos, precisamente para ser recordada. 
Como por ejemplo, ‘donde hay patrón, no manda marinero’, muy apropiado para este libro, o  ‘a quien madruga, Dios le ayuda’ que quiere recordarnos la perseverancia. 
En definitiva, y al igual que la función del ‘Storytelling’, su función es grabar nuestras mentes de forma que lo recordemos más fácilmente.
También las reglas mnemotécnicas tienen esta función de recordatorio, en su definición se deja claro. ‘Una regla mnemotécnica es una oración corta y fácil de recordar que ayuda de manera artificiosa a relacionar palabras, con el objetivo de memorizar conceptos con más facilidad.’
Recapitulamos, el Storytelling conseguirá que,
Crees conexiones emocionales
Convenzas sin esfuerzo
Recuerden más fácilmente tus mensajes
Inspires a tu audiencia 
Compartas conocimientos de una forma más fácilmente digerible
Captes su atención
Cambies sus conductas

Qué bonito queda, ¿no?, ¿te gustaría conseguir todo esto de la lista anterior?, no es difícil, como en todo aprendizaje, deberás seguir algunos pasos y practicar mucho. Empieza siempre por el circulo de personas con el que te sientas cómodo, después ya tendrás tiempo de extenderlo al trabajo o tu organización.
Lo primero que hay que tener en cuenta es tu AUDIENCIA.
Pregúntate, 
¿Por qué tendría que importarles lo que les voy a contar?
¿Cómo se beneficiaran ellos?
¿Qué quieren escuchar?
Cuando te hayas contestado a todo ello, habrás puesto rumbo a tu ‘Storytelling’, al mensaje que quieres hacer llegar a tu público, a un objetivo claro de comunicación.

Según, Ferran Ramon Cortés, autor del libro ‘La isla de los cinco faros’, donde desarrolla, de hecho, los cinco pilares de la comunicación. Ferran dice lo siguiente;


  1. Siempre hay que comunicar un UNICO y gran mensaje. Demasiados confunden y a la vez no se recuerdan.
  2. Explicándolo de forma memorable, es decir en forma de historia, de cuento.
  3. Con un lenguaje que conecte, entendible.
  4. El mensaje que llega es el que captan tus interlocutores, no el que tu envías.
  5. Invitando, en lugar de convenciendo.
Dicho esto, me gustaría distinguir tres tipos de ‘Storytelling’.
El primero de ellos lo podríamos llamar ‘Quien soy’ y contaríamos nuestra propia historia, como la que he contado en el primer capitulo, y sirve para generar conexión con el público, empatía, crear paralelismos, afán de superación, motivación e inspiración.

El segundo se llama ‘Visión’, sirve para comunicar como sería el proyecto terminado de algo que se está construyendo. Por ejemplo, si te quieres construir una casa, con un plano de planta no te haces a la idea de como sería tu casa, en cambio con una maqueta o un plano en 3D no solo entenderás mejor el aspecto de la casa sino que te ilusionarías más al verla terminada digitalmente o en dibujo. Genera ilusión, claridad, seguridad, visión y tranquilidad. ¿Cómo sería nuestro proyecto hecho realidad?, invita a soñar, a compartir, a crear, a  hacer equipo.

El tercero es el ‘Sé cómo te sientes’, este sirve para bajar barreras en la comunicación, es decir, cuando nuestro interlocutor/es está cerrado a negociar o a hablar en un mismo nivel, ayuda a reequilibrar y sobre todo a abrir un canal eficiente de conversación. 
Se comunica a través de contar a la opinión contraria una experiencia vivida parecida o paralela a la que está viviendo el otro lado, de forma que sienta que hay empatía y comprensión de su posición. Si nos ponemos a la misma altura que nuestros interlocutores, bajarán sus barreras de defensa y tendremos una oportunidad para que se entienda una postura a veces diametralmente opuesta y podremos contar como nosotros solucionamos un problema similar al que la otra parte sufre.

En cualquiera de las tres tipologías, la clave de tu comunicación para que produzca el impacto que deseas es tu autenticidad, la verdad transparente, incluso mostrando tu parte más vulnerable, esta es la que llega a los corazones de la gente. Cuando llegamos al corazón de alguien, todo es posible, cualquier transformación, cualquier cambio empezará a calar en tu audiencia, y desde ahí, empezará a caminar hacia al objetivo.  
Quizá también te preguntes quién has de ser tu para que la comunicación tenga el impacto que deseas ¿verdad?, pues hay varias cosas, pero para mi la primordial es que creas en tí mismo. La seguridad en ti mismo, la autoconfianza genera total y absoluta credibilidad.


A consecuencia de tu autoconfianza, mostrarás tu mejor energía, los apropiados cambios de ritmo, tono de voz, y tu gestualidad irán acorde con ello, pero practica, no leas, fluye con lo que sabes que dominas perfectamente. Si quieres pulir tus habilidades, encuentra un mentor para que te observe y pula tus habilidades comunicativas, que te de feedback. Practica en tu circulo más inmediato, donde te sientas arropado y disfruta de ser el protagonista de tu propia historia.

Un buen líder de equipos debe saber contar buenas historias, debe saber seducir, conducir, motivar, alentar y alertar, inspirar, generar credibilidad y dar ejemplo, y para esto el ‘Storytelling’ es un arma muy poderosa, si se hace siempre desde la autenticidad y la asertividad.

Esto no pretende ser un tratado de Storytelling, y si entender la importancia de contar historias en nuestra vida personal y laboral, conectar con los demás y generar relaciones más efectivas.
Si quieres saber más sobre Storytelling, puedes contactar con mi sobrino Víctor Gay Zaragoza y su ‘Camino Amarillo’, mi ahijado se ha especializado en la materia y da conferencias y cursos sobre Storytelling. Te encantará!.

Todos tenemos una historia que contar, ¿cuál es la tuya?, ¿a quien quieres contársela? ¿qué te aportará contarla?

Cuenta una historia, escríbela y léela a alguien, desde el corazón, desde tu autenticidad, honestidad y bravura, y sin darte cuenta te habrás convertido en un verdadero ‘cuenta cuentos’…aaah! y observa el impacto que generas en los demás, nunca jamás querrás dejarlo.

martes, 2 de mayo de 2017

Capitulo 1 Mi historia

Nací el 8 de Octubre de hace 57 años en el Poble sec de Barcelona, un barrio humilde de gente humilde. JM Serrat también nació allí, en la misma calle de mis abuelos maternos. Me gusta contarlo, ya ves.

Nací con un defecto físico llamado 'labio leporino' que de alguna forma marcó un poco mi adolescencia y comportó ciertas inseguridades y complejillos implicitos a la edad de gustar a chicos y chicas, ellos por lo del sentido de pertenencia, importante en esos momentos de la vida, y ellas por lo del sentirse gustado y los primeros pinitos del amor.
Las dos partes se fueron solucionando en mi interior conforme el tiempo transcurría y era aceptado con los chicos y besado por alguna que otra chica, la confianza en mi mismo se aposentaba, aunque de forma irregular, en mi mente.
De alguna forma estos son los primeros pasos en el descubrimiento de los importante que puede ser la autoestima y la confianza en uno mismo para desarrollar y dar lo mejor en todos los aspectos de nuestra vida. Tema clave para ser el mejor líder de uno mismo y liderar equipos posteriormente, los dos liderazgos van irremediablemente unidos, como uña y carne.

Volviendo a mi historia, decir que estudié una carrera con el grado de diplomatura, me faltó un tris para la licenciatura pero allí mi capacidad de finalización, de la rampa final para llegar al puerto de montaña pudo conmigo y a 4 asignaturas del final empecé a trabajar de forma más seria, y lo que era una rampa se convirtió en el Tourmalet que nunca culminé. Me marcó durante mucho tiempo y me hizo pensar que no era capaz, que no tenía ni la fortaleza ni la inteligencia para conseguir objetivos importantes. No fue así.

En el trabajo que acababa de empezar si fui capaz de superar la prueba de trabajar en otro idioma, y a pesar de las dificultades, aprendí inglés de forma muy consistente y pude viajar por todo el mundo vendiendo pieles de cordero para confeccionar prendas de vestir y otros complementos en países como Japón, Corea, Hong Kong, Taiwan, Canada, Estados Unidos, Inglaterra, Francia o Italia. Esta parte de mi vida la recuerdo con mucho cariño, me dio mucha confianza y unos nuevos ojos para ver el mundo en el que vivimos, entender la diversidad de razas, religiones, culturas o simplemente estilos de vida. Y lo más importante, una dosis enorme de autoestima, por realizar un trabajo bien hecho, por superar las cuestiones idiomáticas y culturales, por ser percibido como un buen profesional y persona.

Además, supuso la rampa de salida hacia una etapa laboral de casi 20 años en Yamaha, motero de toda la vida, significó entrar en una compañía muy valorada en el mundo entero por la calidad de sus productos y me permito decir también por la calidad humana de las personas que la componen. Cada etapa, cada empresa en la que trabajamos, me atrevo a decir, marcan lo que tiene que venir y dicen mucho de que quienes somos como personas y como profesionales.
Todas las etapas son de continuo aprendizaje y superación, pero estoy seguro que esto lo sabemos todos, y si no fuéramos conscientes de ello se hace muy complicado evolucionar, liderar nuestro propio cambio, nuestro desarrollo y generar nuestro propósito de vida.

Aquí, en Yamaha, es donde tuve mi primer choque frontal con el liderazgo de equipos. Allá por 1991, empecé a trabajar por primera vez con gente a mi cargo, donde se suponía que mi trabajo debía ser sacar lo mejor de ellos mismos pero este primer encuentro chocó de cara con mis creencias limitantes. Nadie me había enseñado a dirigir personas, ni coaching, ni liderazgo ni ninguna de estas palabrejas que usamos hoy con tanta facilidad y a la vez ligereza.

Yo solo había visto mandar, ni siquiera tenía un nombre específico para mi. Yo soy el Jefe, te mando, tu obedeces y lo haces, y si no....amenazas, insistes, aprietas más las clavijas, levantas la voz, cambias el tono y otras variantes de más de lo mismo. Es decir la forma más egoísta de liderar o mandar. Donde hay patrón no manda marinero!, dice el refranero, así que cada uno a lo suyo. Pero no, eso no funciona, al menos a largo plazo, quizá hoy si lo hagan, pero ¿y mañana?, ¿lo harán mañana? De alguna forma, inconscientemente supongo, sabes que eso no es lo más adecuado, y conscientemente lo que sabes es que las personas no reaccionan, al menos como tu quisieras. 

 Poco a poco, mucho más lento de lo que uno quisiera, vas aprendiendo que las personas tienen sentimientos, que no puedes tratar a todo el mundo de la misma forma, que no existe el 'café para todos', que quizá el que tienes que cambiar eres tu mismo. No se impartían cursos de ningún tipo parecido a lo que yo necesitaba, así que a parte de fijarme en personas que si sabían hacerlo, emprendí una cruzada conmigo mismo y empecé a leer libros de autoayuda, normalmente traducidos de  escritores y 'gurús' norteamericanos y empezé a entender que hay otras formulas.
Uno de los grandes descubrimientos, quizá uno de los más reveladores en mi vida laboral fue al cabo de unos cuantos años cuando, después de haberme 'trabajado' como pseudo-líder, uno de mis colaboradores me reveló la magia del reconocimiento. En pocas palabras, me soltó algo así; 'nunca te podré agradecer lo que has hecho por mi, lo que me has enseñado, lo que he crecido como profesional y como persona, siempre serás alguien especial en mi vida'.

Estas palabras mágicas de alguien (CFS) que ya no trabajaba conmigo me produjeron escalofríos, sentí que habría un antes y un después de aquel día, mi piel de gallina así lo mostraba, mi profundo sentido de grandeza, de haber hecho un trabajo bien hecho, de sentirme realizado, calaron en mi ser como si llenaran mi cuerpo de autosatisfacción, de energía, de poder ilimitado. Sentía que el poder de las personas era mucho más grande que cualquier recompensa monetaria o equivalente, que nunca me llenarían como lo pueden hacer los reconocimientos hechos desde el corazón.
Sin yo saberlo, aquello iba a cambiar mi vida para siempre. Trabajé aún con más ahínco en el poder natural de las personas, en entender los comportamientos humanos hasta que en 2009 mi compañero directivo en RRHH me pidió hacerme 'coaching', ¿que me quieres hacer qué?,
- bueno, vale, acepté con la curiosidad de un neófito.

Después de mi primera sesión ya me quedé alucinado del poder de transformación que tiene esta disciplina. Esto lo necesito, quiero saber más. Es más, quiero dominarlo, no solo me va a ayudar a mi sino a todos los que me rodean.
Fue otro momento importante, porque meses más tarde de ese mismo año se me planteó un cambio de responsabilidad dentro de la compañía, un cambio que no me producía 'tilín' y decidí coger el tren de la aventura y ponerme por mi cuenta. Un salto a lo desconocido, un mundo por descubrir.
    
Algo más de dos años estudiando coaching no deja mucho espacio para sufrir, quiero decir que mientras estamos en la zona de confort del estudio y la preparación no vemos el precipicio al que nos acercamos, el precipicio de empezar algo nuevo, empezar de cero.
Antes, en mi tarjeta de vista había muchas palabras, títulos y anagramas, era absolutamente rimbombante. Mi nombre, mi super-título directivo, con el logo y el nombre de una multinacional y en ese momento todo eso se fue borrando muy rápidamente y solo quedó mi nombre. Cuanta gente se esconde bajo la capa de un título pomposo de una multinacional conocida. Es curioso, después de todo solo queda la persona, quedas como expuesto, algo así como desnudo frente al mundo agresivo y competitivo, y no sabes como zafarte. Estás tú, y estos estudios de coaching y liderazgo frente a un nuevo mundo, inexplorado por ti.

Ahora cuando llamas a las puertas, ya no eres ese directivo de multinacional al que todo el mundo respeta, más por miedo que por valía. Y piensas, pero si yo era un tío estupendo de la muerte y ahora no me hacen ni caso.
De repente, te has metido en un túnel muy oscuro, húmedo, escalofriante, lleno de estalactitas que gotean y te van mojando, encima, este túnel, ni tan siquiera es recto, por lo que no ves ninguna luz al final, se te han acabado las pilas de tu linterna y solo tienes una vela y unas cerillas.
Es duro, muy duro, muchas noches sin dormir, trabajando de vez en cuando y casi regalando lo que haces, aunque cambies el rumbo de más de una vida, no vales, no vales para este mercado, para ese segmento en concreto, nadie te conoce aquí. Te preguntas, si has patinado en tu decisión valiente e impetuosa de comerte el mundo por ti mismo, sin el respaldo de nada ni nadie, porque encima de estar pasando este proceso de duelo, en mi caso, también me divorcié y en plena crisis económica. Si a alguien le gustan los retos le presto los míos..a mi favor es que tenía algún dinerillo que soportaba mis penas, eso sí, administrado y controlado como nunca.

Pero tu autoestima se derrumba como un castillo de naipes cuando soplas en él, ni siquiera la ilusión por conocer este nuevo mundo de sensaciones es lo suficientemente fuerte para aguantar tu caída. 
Entonces echas la mirada atrás y te dices, pero, ¿y toda tu experiencia? ¿de algo valdrá, digo yo, no?, ¿y todo lo que conseguiste hacer y construir en la multinacional? ¿y toda esa gente que estaba encantada contigo?, y te recuperas, y sigues luchando para abrirte paso entre las tinieblas de la duda, son las montañas rusas de las emociones. Hasta que un día, después de una formación o de un coaching te dan un feedback muy bueno, algo que no necesitas porque sabes que lo has hecho bien, pero que te ayuda a recuperar la ilusión por ti, por tu proyecto y por tu vida.

Después de ese viene otro y otro, fallas alguno de vez en cuando, es normal, sigues aprendiendo, pero tu valoración sigue subiendo y eso engancha más que cualquier droga. Se abre frente a ti un mundo maravilloso, excitante, ya no necesitas nada en tu tarjeta de visita, tu nombre ya vale lo que tiene que valer, has salido de tu zona de confort y estás en la zona mágica. Te dices que ha valido la pena. Que el factor riesgo/recompensa es sumamente positivo, que estás donde quieres estar y eres quien quieres ser.

¿La clave?, muy fácil y a la vez muy difícil:




¿Que cómo se hace....?, habrá que seguir leyendo los siguientes capítulos, mientras tanto, hazte estas dos preguntas;

¿De qué va mi historia?

¿en qué se parece mi historia a la tuya? 





lunes, 24 de abril de 2017

buen camino


Mi decálogo emocional

1. Vivir la vida con toda su intensidad, dejando pasar las emociones a través nuestro y gestionándolas cuando sea necesario.

2. Disfrutar del viaje, la ansiedad por llegar hace que vivas en y para el futuro, y que te pierdas el presente que es donde está la acción real.

3. La sonrisa y el positivismo. Contagiar y ser contagiado.

4. Gestionar las emociones negativas solo depende de nosotros y nuestros propios miedos. No se pueden erradicar, el truco está en aprender a caminar junto a ellas con maestría.

5. Creer tiene mucho poder.

6. La autoconfianza que emana de la satisfacción y orgullo del trabajo bien hecho.

7. Celebrar y saborear cada victoria como si fuera la última.

8. Solo cargar con la responsabilidad de nuestra vida, la responsabilidad de los demás ya tiene dueño.

9. El soporte emocional de los míos.

10. Amarnos por encima de todo nos llevará donde deseemos.

Mi decálogo ciclista

1. Marcarse objetivos ayuda a administrar esfuerzos y clarifica nuestro norte. Saber seccionar el objetivo adecuadamente a les circunstancias propias y del entorno, ayuda a conseguirlo.

2. Poner fecha de caducidad ayudará a no postergar y a no escondernos bajo nuestro día a día.


3. Cada uno tiene su ritmo, y es el que debemos usar, es el que mejor dominamos y no es comparable con el de los demás.


4. El ser humano puede ir más allá de lo que sus creencias dicen, siempre se puede estirar un poco más y superarse. Los limites están mucho más allá de lo que imaginamos.


5. Es importante tener la estrategia adecuada para afrontar las situaciones más diversas desde la mejor posición posible.


6. Hay que proteger el tanque de reserva energética disponible para imprevistos. Margen de seguridad o de maniobra. Ir al límite no deja espacio al error.


7. No hay que mirar constantemente al final del recorrido, solo  hay que centrarse en cada etapa. Cada etapa completada te acerca al objetivo y lo que parecía imposible se hace realidad. Partido a partido, diría algún entrenador de fútbol.


8. Mirar atrás solo para tomar conciencia de todo lo que ya se ha conseguido ayudará a quitar miedos al fracaso, a la incapacidad y a la de no merecer.


9. Abrir tel corazón. Dejar entrar y salir las emociones y vivir la vida. Gestionar las emociones para estar lo mejor que se pueda con uno mismo.


10. Empaparnos de la satisfacción de conseguir objetivos y celébralo.





ESTO NO ES UN PASEO, ESTO ES UN CAMINO !!

Después de todo.

Ya está. Días antes de salir estabas nervioso por empezar y ahora ya has terminado. Y ahora, ¿qué? ¿qué has aprendido? ¿ha valido la pena? ¿cómo va a cambiar tu vida? ¿qué harás distinto a partir de aquí? ¿de que te ha servido escribirlo? ¿vas a escribir más? ¿te ha servido para alguna cosa ser coach? ¿qué consejos darías a alguien que quiera hacerlo ahora o en un futuro? ¿qué has hecho distinto desde que has vuelto?.

Muchas preguntas que me contestaré de forma caótica, pero como yo las siento.

Lo volvería a hacer sin duda alguna. Si me lo hubiera preguntado durante cualquiera de las etapas que hice, estoy seguro que hubiera dicho que no. Ahora, dos meses más tarde, me diría que sí, que ha valido la pena.  Que lo volvería a hacer.  Que es una experiencia vital preciosa, emocional y mentalmente hablando. Una pequeña gran aventurilla a nivel físico y una experiencia emocional difícil de vivir en las circunstancias de mi día a día. Lo repetiría solo o acompañado, a pie, en bici o en moto, estoy seguro que cada viaje me depararía sensaciones distintas. Y deseo vivirlas. 

Fui al Camino para encontrar una mayor especialización en mi trabajo y vuelvo con algo totalmente distinto. Fui pensando que el tema de mi trabajo era lo que me preocupaba cuando en realidad lo que descubrí es que el primer valor de mi particular lista, la libertad, creía sentirse amenazado. La gran noticia para mi es que este valor sigue intacto, que puedo seguir tomando decisiones libremente, seguir liderando mi vida a mi manera, alineado con mis valores y que solo era mi proceso mental el que lo cuestionaba.  Mi libertad sigue intacta, estoy donde estoy porque yo lo he decidido, nadie me ha puesto una pistola en la cabeza y me ha obligado, por lo que no pueden haber reclamaciones, ni excusas, ni victimismo. Yo he decidido vivir así, y además no cambiaría nada.

Estaba en un lugar mentalmente equivocado, confundía la emoción de mi supuesta falta de libertad con las circunstancias que rodeaban mi trabajo. Gracias al viaje me he hecho totalmente consciente de que la libertad que siempre deseo estaba disponible para mi, que solo debía ponerla en cuarentena temporalmente y gestionar mis emociones de forma correcta. Ser consciente de mi emoción, observarla, conocer su procedencia y ponerla en perspectiva es mi trabajo, mi responsabilidad. 
Lo que seguro no es mi trabajo es asumir la responsabilidad de la vida de otros, ni tan siquiera la de mis hijos o mi pareja. Ayudar si, siempre que me lo pidan, pero hacerse responsable no. Demasiadas veces he cargado este pesado fardo que no me pertenece y que lastra mi existencia. Frena mi avance.


No creo que cambie mi vida drásticamente después de mi ‘viaje’ puesto que conocía perfectamente la teoría, pero si que es un ‘aviso a navegantes’ para integrar nuevos hábitos en la gestión de mis emociones. El hábito de la observación de mis emociones sin juicios añadidos. Entender mi forma de afrontar y conseguir mis retos. Ampliar mi concepto de libertad. Ser más protagonista de mi vida. Entender mejor lo que pertenece y lo que no a mi responsabilidad en todos los roles de mi vida. Disfrutar de mi camino con una sonrisa. Entender mejor la fase de mi vida que estoy viviendo.


Sin duda, escribirlo ha sido muy positivo por varias razones. 
Completar lo que empecé escribiendo en mi diario en forma de libro. 
Asentar e integrar mis aprendizajes. 
Me gusta lo escrito, sabiendo que es la primera vez. 
El orgullo de haber terminado mi escrito. 
Como he afrontado el reto de escribirlo. 
La autenticidad que he puesto en el desarrollo y la configuración del mismo. 
El pedir ayuda y valoración sobre el concepto y el estilo del escrito. 
El descubrimiento en mi sobre el placer que me ha proporcionado hacerlo. 
El placer de hacerlo sin pensar que era para otros sino para mi mismo. 
El compromiso adquirido conmigo mismo. 
El crecimiento que me ha proporcionado tener que romper creencias que me limitaban a poder escribir. 
La ilusión que sobre mi carrera me ha traído hacerlo. 

La verdad es que no tengo ni idea si escribiré alguna otra cosa en mi vida o no, pero si tuviera que mojarme’ diría que solo lo haría si creo firmemente en lo que relato y que realmente vale la pena para mí y para quién lo lea. Pero, ¿por qué no? No me voy a poner límites ni creencias a esa posibilidad.

Considero que ser coach profesional me ha ayudado en muchas de las facetas de este viaje físico, emocional y mental. 
Que gracias a esto he gestionado mis emociones de una manera más consciente y eficiente, aunque no siempre correctamente, es un hecho. 
Que mi formación en liderazgo y a la vez ser formador en liderazgo me ha puesto en el lugar que necesitaba estar para conseguir estas metas que me marqué desde el inicio. Tanto el entreno, como la concienciación, como el desarrollo del especial viaje y la reflexiones finales son parte del trabajo que hago como profesional de este ramo.
Que debo agradecer a mi pareja, Camino, a mis hijos Claudia y Marc, a Ciro, Marta e Inés y toda mi familia de sangre y política, la ayuda que me han prestado tan desinteresadamente para poder volar un poco más alto de lo que lo hubiera hecho sin contar con todos ellos. 
Que más allá del viaje logístico y físico hay un profundo viaje emocional, que si estoy abierto y comprometido con él, me hace más consciente de quien soy, donde estoy, a donde voy y como quiero transitar por mi vida.
Que hay un descubrimiento constante y muchas veces sorprendente de mi mismo y de lo que es importante en mi vida.
Que creo que a todos nos iría mejor si de vez en cuando pudiéramos alejarnos del mundanal ruido, desconectar y hablar cara a cara con nuestra verdad.
Que el Camino de Santiago es un lugar maravilloso para practicar esto y que además ofrece la posibilidad de hacer ejercicio y cambiar los paisajes a cada instante lo hace más atractivo, si cabe.
Que la logística del Camino es muy sencilla y está preparada para cualquier tipo de necesidad.
Que es asequible a todo el mundo, pero que puedes adaptarlo a tu forma de ser y de viajar.
Que el viaje para cada uno es distinto e igualmente emocionante.
Que el momento perfecto para realizarlo está agendado en nuestro interior.


En definitiva, ha sido un fabuloso momento de mi vida, que difícilmente olvidaré y escribirlo ha cerrado un ciclo y ha abierto uno nuevo, lleno de nuevas aventuras y experiencias que seguro me están esperando a la vuelta de la esquina.



11 de Octubre. En la cima.

>Me levanto muy prontito,  excitado y con ganas de llegar y abrazar a los míos. Cojo mi pequeña mochila, lo demás viaja con la bici, y salgo a buscar el autobús que me llevará al aeropuerto de Santiago. El vuelo sale puntual y está a rebosar, ayer cogí buenos asientos y puedo descansar mis pesadas piernas. Disfruto cada minuto de la vuelta a casa. Ya estoy en El Prat, bus, tren y Vilassar de Mar. Mi mar. Estoy de vuelta.<

Vilassar de mar

Las sensaciones son dispares, pero hay una que destaca sobre las demás, mi sonrisa. La sonrisa de satisfacción, la que irradia luz a mi y a mi entorno. Una luz contagiosa. Una luz que emana sabiduría y amor. La que hace sentirse un poco más poderoso. El lado luminoso.
En la otra cara de la moneda está el lado oscuro. El lado de los ‘no puedo’, ‘no lo voy a lograr’, ‘no estoy preparado’, ‘fracasaré’, ‘me rindo’, ‘huyo de esto’, ‘desaparezco’ o ‘mejor no lo intento’ y con todos los ‘y si.…’ que cada uno de nosotros imagina. La luz ha vencido a la oscuridad de nuevo. Es chocante que cuando consigo algo importante para mí, y esto lo es, el lado luminoso vence siempre con claridad al lado oscuro. Siempre vale la pena.
La satisfacción de haber conseguido mi objetivo es una sobredosis de autoconfianza, de autoestima. La razón de la victoria del lado luminoso. Un momento más a los que acudir en momentos de desasosiego. 
Si te lo propones, lo consigues - dicen las leyendas urbanas al respecto. A veces es cierto. Depende mucho del creer en ti y en tu proyecto. Pero solo con estos dos elementos es fácil caer en la trampa del pensar que solo por expresarlo y compartirlo se consigue lo que quieres. Pero no es así. No sin añadir el esfuerzo que cada uno necesita para cada ocasión concreta. El esfuerzo físico, mental y emocional. 
Sin estos tres componentes alineados, un reto puede llegar a ser un ‘vía crucis’ interminable, una odisea imposible, y llevarte a la frustración para abandonar finalmente.

Me viene todo esto a la mente y me lleva a mi vida de ‘freelance’, que empecé cuando dejé la multinacional. Ahora sí puedo decir que estoy donde quiero estar. Ahora sí soy quién quiero ser. Para llegar hasta aquí he tenido que atravesar el camino del lado oscuro y he necesitado mis niveles de esfuerzo físico, mental y emocional rindiendo adecuadamente para conseguirlo. Poco a poco, el camino se ha ido allanando y la experiencia creciendo y, aunque no hay un final, porque la vida sigue, debo continuar administrando mis niveles de esfuerzo para seguir vivo. No es un camino de rosas, trabajar para otro es más cómodo, pero la recompensa ahora es tan grande que se hace indefiniblemente fantástica. Todo lo que vales es gracias a ti, a como gestionas tus habilidades, tu esfuerzo y tu actitud. 
El tiempo pasa deprisa. Más deprisa de lo que parece al empezar. Todo acaba llegando en el momento preciso, normalmente cuando ya estás preparado. No perder el foco en tu proyecto es un acelerador que te acerca cada día un poco más allí donde quieres estar. Durante el proceso vas perfilando los detalles de los ‘cómo’y los ‘cuándo’. 
Desde el momento en el que decides el ‘dónde’, tu cuerpo y tu mente saben el ‘cómo’. Con mayor o menor conciencia de ello, vas escogiendo los senderos que te acercan a él. El objetivo decide por nosotros ese ‘cómo’, un ‘cómo’ adaptado a nosotros, hecho a medida para nosotros, como si de un vestido a medida se tratase. Ciertamente, todos los seres humanos somos completos, creativos y llenos de recursos. Así que avanzar es más una cuestión de querer que de saber qué debemos hacer. 
Una de las opciones del ‘cómo’ es pedir ayuda. ¿Por qué no pedir ayuda? ¿qué nos frena a pedir ayuda?. 
Aprendí no hace mucho a pedir ayuda. Mi propio orgullo y el mostrarme vulnerable a los demás frenaba mi avance y lo que es peor, podía llegar a apartarme de mi verdadero rumbo, y éste es demasiado valioso para dejarlo a un lado. Es un lujo que no me puedo permitir, vivir mi vida plenamente depende de ello. 
“Fui a los bosques porque quería vivir a conciencia, quería vivir a fondo, y extraer todo el meollo a la vida. Dejar de lado todo lo que no fuera la vida, para no descubrir en el momento de la muerte, que no había vivido”
El club de los poetas muertos


Nuestros sueños deben estar protegidos de todo y de todos, como decía Will Smith en la película ‘En busca de la felicidad’. 

“Nunca dejes que nadie te diga que no puedes hacer algo, ni siquiera yo. Si tienes un sueño debes protegerlo. Las personas que no son capaces de hacer algo te dirán que tu tampoco puedes. Si quieres algo, ve a por ello y punto”, decía Will Smith a su hijo. 
Me encanta esta parte. Me define a mí cuando decidí de muy joven no continuar con el trabajo de mi padre. Quería labrar mi propio destino y ser reconocido por mi mismo y no por heredar algo que no me había ganado y que no me pertenecía a mi, sino a él. No quería ser reconocido como el hijo de alguien, sino como una persona con identidad propia. Ahora además, estoy convencido que en el fondo, mi decisión le alegró. Decía que debía hacer aquello que más me gustara, donde más disfrutara y darlo todo. Ser el mejor en lo que hiciera, buscar la satisfacción y el orgullo del trabajo bien hecho. Me costó entenderlo entonces, pero sus palabras han seguido grabadas en mi subconsciente durante toda mi vida. 
Aún así, una parte mal desarrollada por buscar la excelencia, me ha hecho ser excesivamente autocrítico, perfeccionista en extremo y no me he dado permiso para equivocarme, pedir ayuda o simplemente ser indulgente conmigo mismo. Aprendido. 
Está claro que siempre se puede hacer mejor. Ser humilde y reconocerlo me da espacio para el crecimiento pero hay que poner en valor lo que hemos conseguido. Saber de donde vienes y donde has llegado. Y celebrarlo. Celebrar y saborear cada victoria como si fuera la última. 

Estoy cansado, con mil pensamientos en mi mente que me llevan de aquí para allí. Me queda ahora otro “viaje” para pulir mi “dónde” y poner orden a este entresijo de  reflexiones que seguro me indicarán el cómo llegar.  

Portomarín

10 de Octubre. Paseo triunfal.

>Ya ni me acuerdo de que mi cumpleaños fue anteayer. Me he levantado pronto para ‘atacar’ lo que debería ser la última etapa. Quedan 50 km, que no parecen muchos por lo que he estado haciendo, es como ir de Vilassar a Barcelona y volver, aunque con las cartucheras y las montañas rusas gallegas de por medio. Hoy voy prevenido gracias a la experiencia de ayer por lo que he trabajado mi concienciación antes y durante el trayecto. No hay prisa! Llegarás hoy! Ya te preocuparas de cómo y cuándo volver cuando estés allí, deja de darle vueltas.
He desayunado en el bar del hotel unas tostadas con mantequilla y mermelada, por unos momentos me acuerdo de mi padre pues él siempre desayunaba esto. Y él siempre ha sido mi guía interior, mi capitán, mi norte. Siempre disponible. ¿Qué haría él? o ¿qué me aconsejaría?
¿Preparado para sufrir con tu físico? Llevo puestos los apósitos. He tenido que usar la cámara del móvil para acertar en el lugar preciso. Aún y así, fallé un par de veces. No curan el dolor ni curan la herida, pero sé que no puedo hacer más y que valdrá la pena cuando llegue. Cuando llegué a casa un día más tarde todavía los llevaba puestos.


La concienciación ha surtido efecto y lo he llevado con dignidad. Un par de paradas en las subidas más largas y la etapa ha transcurrido de forma bastante placentera. Los casi 55 km desde Melide a Santiago son un largo paseo triunfal hacia lo que se puede definir como plenitud ciclista. Vivo distintos momentos de alegría y liberación conforme se van consumiendo los kilómetros y se va acercando el gran momento. La bici parece más ligera que nunca, vuelo hacia mi deseada meta, sin duda dibujo una sonrisa durante todo el trayecto, no necesito espejo para saberlo. El sabor de mi victoria particular llena todos los poros de mi piel. He descendido desde el aeropuerto hacia el centro  de Santiago de Compostela guiado por una señora muy amable que me ha indicado el camino hacia las dos cúpulas del templo más deseado de estos lares y probablemente de todo occidente.
He llegado a una entrada lateral de la Catedral sin saber que era el lateral y lo he celebrado con una clara y unas chips, que me saben a gourmet, y una llamada ‘facetime’ con mi ‘Cami’. 

Entusiasmado. Pletórico. Orgulloso. Pleno. Me quiero un poco más que ayer.

Casi no me doy tiempo para celebrarlo, tengo ganas de andar y no precisamente en bici, pero antes debo arreglar y decidir algunas cosas. ¿Cuando me vuelvo a casa, hoy o mañana?¿que hago con la bici? ¿donde duermo si me quedo? Necesito parar mi mente. Esta es mi agonía, mi angustia, soluciona primero, luego disfrutas. Necesito una buena ducha. Buscando respuestas paso por la enorme plaza del Obradoiro, esta si es la que recuerdo la entrada principal de la Catedral. Fotos, vídeo y sigo con mi objetivo de  arreglar las cosas lo antes posible, después tendré más tiempo de visitarlo todo.

Arreglo la logística de la bici hasta mi casa con una empresa concertada por un precio aceptable, teniendo en cuenta la distancia. Cojo una habitación en el Hostal de la Salle, compro un billete de avión para mañana por la mañana y me echo en la cama para descansar placidamente de mi particular ‘Viaje del héroe’ que justo termina aquí. Es el descanso del guerrero.

Por la tarde, visito la Catedral por dentro, están de obras. Está llena de curiosos y peregrinos. Pero suficiente para decir que entré una vez  terminada la odisea. Veo la imagen del santo, el botafumeiro y me doy permiso para irme una vez cumplido el hecho. Camino sin rumbo intentando encontrar un sitio agradable para cenar, apenas he comido para poder darme una buena cena. Como en un bar-restaurante de los de siempre, de los tradicionales unas tapas típicas de la zona, con una buena cerveza ‘king size’.  A pesar de la alegría y las agradables cosquillas de volver a casa debo retirarme pronto al Hostal, necesito más descanso. Veo una peli en mi móvil como buenamente puedo y me duermo sin problema.<






Qué alta y grande es la montaña antes de empezar. 
Qué duro es escalar o pedalear cada día en busca de nuestro objetivo. Que difícil es tener claro qué queremos ser, qué hemos venido a hacer a este mundo, cuál es nuestro propósito de vida. 
Qué difícil es sobrevivir a un aburrido y monótono día a día sino buscamos algo especial por lo que vivir, luchar y conseguir. No todo el mundo consigue saberlo. Muchos se conforman con sus circunstancias y abandonan su búsqueda o simplemente se conforman. Otros piensan que a pesar de todo esto todavía podemos decidir cómo queremos hacerlo, como queremos vivirlo. Decía Viktor H. Frankl en su libro ‘El hombre en busca de sentido’ que a pesar de las dificultades y entornos hostiles, tenemos la capacidad de decidir qué actitud queremos adoptar para cada minuto de nuestro proceso vital. Viktor, psiquiatra judío en la Alemania nazi, sobrevivió a Auschwitz y escribió el citado libro una vez liberado, según las vivencias y aprendizajes de su particular proceso de pérdida en el famoso campo de concentración. Proceso que vivió aceptando su situación y luchando por conseguir su objetivo más básico, sobrevivir. Pudo tomar algunas decisiones, -ponerme en esta fila o esconderme puede librarme de la cámara de gas, pensaba. La decisión más importante que tomó era la actitud que necesitaba para conseguir su objetivo, teniéndola presente en todo momento. Estar alineado con su objetivo y vivirlo con la actitud que creía que lo llevaría hasta su preciado destino, la libertad, lo llevó a disfrutar del derecho a la vida que tenemos todos los seres humanos.

9 de Octubre. Superación.

          >Son las 8 de la mañana del domingo y aquí en Sarria es todavía muy oscuro, hay una humedad terrible y las temperaturas han bajado mucho. He descansado poco, la cama era un camastro. Todos los bares están cerrados a simple vista y decido tirar con una barrita energética y el agua de la cantimplora. Estoy destrozado, pedaleo por inercia porque ya llevo 7 días haciendo lo mismo y las piernas se mueven automáticamente, se me ha metido la humedad en el cuerpo y no consigo calentarlo. Me sobra la mitad de mi trasero que no sé dónde ubicarlo, las heriditas están haciendo mella y es la parte de mi cuerpo que tiene el dolor más a flor de piel, nunca mejor dicho. Lo he pasado mal y han venido pensamientos de abandono cuando solo estoy a unos 120 km de Santiago. Solo son dos etapas cortas más, la victoria y para casa, me voy diciendo.
Ya estoy en la fase 4. Después de la etapa reina y 500 km en mis lomos creo que ya está hecho. Y eso es falso. Esto es casi peor que lo de ayer porque además es inesperado. Te llegas a creer que ya lo tienes en la mano cuando todavía te queda por sudar y sufrir. Es un gran aprendizaje. Solo se llega cuando cruzas la meta, antes es hablar por hablar, o creer por creer.


Paro en el primer pueblo con un bar abierto, creo que es Peruscallo y allí me puedo tomar la pastilla de la presión, el ibuprofeno y una Cola-Cao caliente con donuts que me han sabido a gloria. Me ha costado un rato más entrar en modo maratón que los otros días, poco a poco y ya desde Portomarin he ido avanzando sin prisa por los toboganes de carreteras a base de parar muchas veces, beber mucho, comer plátanos y barritas energéticas. No me he rendido. Todavía no. Más por pelotas que por mis condiciones físicas. Voy aguantando con unas grandes tiritas acolchadas en mis glúteos que disimulan el dolor y engañan otro tanto a mi mente. Con un ritmo patético he entrado en Melide y he tirado la toalla por hoy. 






Busco un hotel decente donde poder descansar. Después de refrescarme  mientras andaba buscando una farmacia veo una señal de tráfico indicando que quedan 50 km hasta Santiago y me alegra el alma. Respiro hondo. Ya casi estás. ¿Que son 50 km de un total de 630? ‘Na y meno' como dirían por ahí. 
Le he prometido a Camino que me comería un buen plato de Hidratos de carbono y, como soy muy buen paciente, le he hecho caso y me he puesto las botas de pasta a la bolognesa.
He caido frito en la cama sin más. <


Solo han sido 64 km pero nada fáciles, una etapa incluso mucho más difícil de gestionar, que las duras etapas anteriores. Ha sido muy duro enfrentarse a esta realidad no esperada, a la adversidad no prevista en mi plan. A aceptar que mi cuerpo está rozando límites. Recuperar la positividad y ver hasta dónde he llegado, me han ayudado a proseguir mi camino con mucho esfuerzo, constancia, paciencia y tenacidad, pero, sin duda, creer en mi y en mi objetivo son la energía que ha alimentado mis piernas, mi deteriorado físico, mi mente y mi corazón. 
Y es que esto es lo que nos ocurre en muchas ocasiones en nuestra vida, situaciones y hechos inesperados pueden cambiarnos radicalmente nuestras expectativas y ahí es donde una adecuada gestión emocional nos sacará del atolladero en el tiempo que cada uno pueda desarrollar. Seguro que para cada uno de nosotros será distinto y a la vez adaptado a quienes somos. Si lo hacemos al ritmo de otro será más complicado salir airoso de la situación. No hay atajos. Hay que seguir superándose y avanzar. Si mirásemos atrás y comparáramos el recorrido de las vidas de la mayoría de seres humanos veríamos que hay unos paralelismos y semejanzas que tienen que ver con la superación. Tienen que ver con el potencial que desarrollamos para afrontar y vencer las adversidades imprevistas y que en situaciones cotidianas no sacamos porque vivimos en nuestra zona de confort. Hoy, en este momento, aquí y ahora, todos los que estamos en el mundo en este preciso instante estamos aquí porque hemos tenido que superar muchos obstáculos, más o menos complicados, que están en función de nuestras propias creencias. Por tanto, todos tenemos este poder especial, intrínseco e innato, que sacamos solo en casos excepcionales. 
Me pregunto ¿por qué no lo usamos siempre? Si está disponible, y solo es cuestión de escoger y decidir qué tipo de vida queremos vivir, decidámoslo. Es un asunto de auto-liderazgo. De la suma de todas las decisiones que tomamos cada día. Según estudiosos del tema, tomamos entre 60 y 100.000 decisiones al día, tomemos pues las que más nos convienen. 
Creo firmemente que para el ser humano es más fácil vivir en su zona de confort que en la zona de riesgo e incertidumbre y así, con menos recursos, avanzamos hacia zonas, quizá más mediocres, construyendo nuestros propios limites, barreras y creencias. Vivir en la zona de confort está muy bien si somos conscientes de que no llegaremos hasta donde podríamos, pero luego no vale quejarse, ni alzarnos víctimas de nuestras propias NO decisiones. A esto lo llamo ‘esquezofrenia’ o victimismo, creer que lo que nos ocurre en la vida viene de fuerzas externas que nada tienen que ver con nosotros. Que la culpa es de nuestros padres, jefes, politicos, conyuges u otros factores como crisis económicas, coyunturas sociales o incluso inclemencias meteorológicas por ejemplo.

Al final el mundo de las personas que más admiramos está fuertemente ligado a su capacidad de recuperación frente a situaciones límite o fracasos y nunca a efectos externos a ellos mismos. Su capacidad de lucha, su perseverancia, su tenacidad, su actitud son los motores que les impulsan más alto. 

8 de Octubre. El Tourmalet.

>Vale, hoy me toca escribir sobre 2 días, lo cual hasta puede resultar interesante, por lo de la perspectiva.
Salí de Villafranca del Bierzo con dos paquetes extra, el frío y la angustia. ¿Puedo o no puedo conseguirlo? ¿Es exagerada la fama del puerto del O’Cebreiro? La primera sorpresa de hoy es que los 15 km iniciales son llanos, así que, a descontar de los 30. Ya quedan menos. Después de estos primeros empiezo la subida sin complejos pero con mucha calma, tengo que administrarme. Voy escalando poco a poco, compro un par de plátanos a una extranjera que se afincó aquí y que tiene una paradita a pie de carretera. Dice que ahora los peregrinos están más dispersos en cuanto a horario, o sea que pasan a todas horas y eso la incomoda porque, para sacar rendimiento, tiene que estar más horas. Voy parando y descansando hasta que la pendiente se pone insoportable y otra vez descabalgo y acompaño a mi bici durante unos minutos hasta que lo insoportable se vuelve aceptable.
Veo a lo lejos y en lo alto del monte lo que parece un pueblo, es Piedrafita de O’Cebreriro. Cuando consigo llegar me siento radiante. Lo has conseguido. Ahora solo te queda el Alto del pollo. Un ratito más y a bajar, el desnivel de subida que queda es asumible. Así que me paro con mi ‘radiación’ y me como el bocata de jamón que me guardé de ayer. Abro el wsp y veo todas las felicitaciones que me han hecho llegar. Gracias, gracias. Diez minutos más tarde arranco con la ilusión de tenerlo casi en el bote. Pero parar y comer demasiado sigue sentándome mal. Al final me aprenderé este patrón de comportamiento que me lleva a la miseria física. O me paro más rato y como menos o no lo conseguiré!.
 
Alto do Poio

Pero la segunda sorpresa todavía está por llegar, sigo subiendo y sufriendo y parando una y otra vez. Un rato más tarde llego arriba del interminable monte y leo Puerto de Cebreriro, 1.300 m. ¿Pero no había llegado ya? Había estado confundido todo este tiempo. Mierda. O sea que todavía me queda ‘El pollo’, pues vaya trompazo moral. Tengo que seguir, he de seguir como sea, no me puedo rendir aquí, que ganas no me faltan. Después de unos cuantos desniveles más, ya casi en lo más alto, llega el esperado descanso en un bar lleno de peregrinos, ya casi tocando el cielo.
El mítico O’Cebreiro se ha hecho un hueco en mi percepción del Camino de Santiago.  


Ahora empieza el descenso libre hasta Tricastela y me planteo cerrar aquí la etapa de hoy. Pero mi tozudez y firmeza con mis objetivos siguen enganchados a mí como si de lapas se trataran. Paso por Samos, otro santuario en el que hay que parar y admirar. Pero estoy demasiado cansado y quiero seguir, me devoran las ganas de llegar a Sarria y celebrar mi cumpleaños. Un buen hotel y una buena cena bastarán para la ocasión, no pido más. Sarria parece el centro de esta comarca gallega y seguro que encontraré lo que busco.<


Samos



Todo está lleno, es sábado, los peregrinos y otra gente se mueve y quieren dormir aquí. No quiero dar muchas vueltas por el pueblo porque estoy desfondado. Cojo el móvil, ya casi sin batería, y cazando por internet encuentro una habitación en una pensión que hará las veces de hotel de lujo. Desde allí mismo, me recomiendan el mejor restaurante donde saborear mi cumpleaños de la mejor manera. Pero ni el hotel es de lujo, ni el restaurante se ganaría la fama gracias a mi. Hoy la logística no ha salido tan bien como esperaba. Gestiono mis emociones como puedo e intento ver el lado positivo de las cosas. Ya he conquistado más del 80% de mi hazaña. Ya sé que no es gran cosa comparado con los Ironman, o maratones, o vueltas ciclistas extraordinarias, pero es MI hazaña y un posible pasito más hacia mi plenitud y  a ser una persona más completa, sobre todo si consigo terminarla. Ahora, desde Sarria, parece un poco más asequible. 

Aquí es donde aparece uno de mis puntos vulnerables, mi exceso de confianza. Antes de partir, por la mañana del domingo 9, no tengo ni idea que estoy en modo ‘exceso de confianza’ por haber conseguido llegar hasta aquí y haber superado las dos etapas reinas, y que esto ya me llevará en volandas hasta Santiago. La cruda realidad choca de frente con mis falsas expectativas y pensar que esto ya estaba hecho. Suposiciones erróneas y juicios anticipados me llevan a una situación engañosa y va a ser difícil gestionarlo.

7 de Octubre. Ensayo general.

>Me he levantado con mucha ansiedad, hoy atacaré una de las etapas reina y no voy sobrado de fuerzas. Hay que subir hasta la ‘Cruz de ferro’. He desayunado con mis anfitriones, y Fernando me ha hecho un pequeño plano para coger la carretera correcta hacia este lugar emblemático del Camino de Santiago.
He empezado la etapa muy concienciado y conocedor de lo que me esperaba. Muy paciente. A medio camino de la subida, Fernando me adelanta con su furgoneta. Se para delante mio.
  • Voy a Foncebadón. Si quieres te subo, si no te importa hacer trampas, nadie lo sabrá, me dice.
  • Yo si lo sabré Fernando, lo sabré siempre y esto es lo que importa. Gracias por tu ofrecimiento!  Es el momento de honrar la autenticidad y la honradez que me pedía ayer. Me ha recordado una conversación similar en una escena de la película ‘La leyenda de Bagger Vance’, donde en un momento dado el protagonista tiene la posibilidad de hacer trampa, pero se niega. Una de mis pelis favoritas. Golf y coaching todo junto.
Así que desde ese preciso instante, en Rabanal del Camino, empiezan los 9 kilómetros más difíciles que he tenido que afrontar hasta ahora. Hasta Foncebadón he parado un par de veces, pero los dos kilómetros que hay desde ahí hasta la ‘Cruz de ferro’ tiene rampas impresionantes y he caminado un rato acompañando a mi bici que parecía no querer avanzar conmigo encima. Una vez allí he celebrado interiormente el esfuerzo, me he llevado otra piedra de recuerdo y unos cordobeses muy simpáticos me han inmortalizado al pie de la cruz. 

Cruz de ferro

Bajada de 15 km a tumba abierta hasta Molinaseca donde he llegado tocado, probablemente por el frío y la velocidad al bajar. He consultado con mi médico particular, Camino es médico, y la tengo a mi lado en todo momento. Siempre está ahí. Algunas píldoras y un rato de descanso deberían hacer su trabajo. Una vez más me he excedido comiendo demasiado, mis tapas de huevos estrellados y patatas fritas al ‘Cabrales’ me han dejado tirado y con poca capacidad de reacción. Las dos o tres suaves cuestas hasta Ponferrada las he sufrido de lo lindo. Aunque tenía consignas de mi médico de parar inmediatamente, he continuado a paso tranquilo hasta Cacabelos, y allí he dudado de mis fuerzas para llegar a Villafranca del Bierzo. Un breve descanso y no me he podido resistir a continuar con mi obsesivo objetivo de llegar a mi meta particular pensada para hoy. 
Tendría que haber parado tal y como le he prometido a Camino, pero mis ansias de conseguir mis propios retos no me han dejado hacerle caso y mi tozudez se ha abierto paso de cualquier manera. He aguantado estoicamente encima del sillín como he podido y he llegado a la bonita Plaza mayor de Villafranca exhausto como nunca. Han sido 82 km duros, muy duros y llenos de sensaciones físicas y mentales, agotamiento moral, rigidez muscular, resfriado hipotérmico pero mis ganas de vencer y mi poder de sufrimiento han podido con esta batalla interna. He batido el récord de horas sentado en la bici, 6,5 horas muy muy largas.





Que deben pensar los angloparlantes cuando ven esta señal. Mejor no pregunto, por lo de la vergüenza y eso.

Me he ido al súper a comprar un poco de pan y jamón del bueno, y para la habitación a descansar. A las 20:30h caigo rendido y me despierto de madrugada. Oficialmente ya es mi cumpleaños, tengo 57 tacos exteriores, 35 de vitalidad. 
Feliz cumple tío!! me ha escrito mi cuñado Sergi que ha hecho Astorga - Santiago en bici, pero a estas horas no puedo ni teclear en mi móvil. 
Tomo una pastilla para dormir el resto de la noche, conviene relajarme para la etapa reina de mañana. Estoy nervioso por el drama de mañana, 30 km de ascensión con un desnivel de casi 1.000 m. hasta el ‘alto do polo’ (alto del pollo). A ver cómo lo gestiono. En cualquier caso me he de cuidar, no me gustaría morir el día de mi cumpleaños, sería redondo en cuanto a fechas, pero no me apetece nada. No quiero huir del ‘problema’ de mañana. Es importante que sepa afrontarlo y superarlo.
Hoy he dado un gran paso para llegar a Santiago y mañana una vez terminada la etapa, espero que en Sarria, tendré un 90% acumulado. Pero, ojo con Galicia y sus montañas rusas ‘acolinadas' en constante desnivel, pueden jugar alguna mala pasada. Tendría que estar acostumbrado pero llevo mucho acumulado y gastado o, mejor dicho, invertido. 
Me conozco y es más fácil que pinche en las fáciles que en las difíciles.


Bueno pues tienes 57, ¿quieres decir que hacía falta hacer todo esto?. 
  • Sí categórico.
Seguro que todavía tengo un montón de aprendizajes que integrar en los probables tres días que quedan. Así, que he decidido no dejar mi bloc de notas cuando termine.
Por cierto, hoy hace un mes que dejé de fumar para prepararme. Ueee! como dirían mis hijos Claudia y Marc. Aunque solo fuera por esto, ya habría valido la pena. 
No sé cómo me tomaré la vida a partir de ahora, lo que sí sé es que quiero a Camino a mi lado para siempre, y no se lo voy a pedir, quiero que esté a mi lado porque juntos estamos mejor, no porque lo obliga algún lazo oficial. 
Tus hijos son tu vida y lo he reafirmado desde que convivo contigo, son tu oxigeno y tu hidrógeno, y yo estaré aquí con ellos y con los míos, porque soy libre para escoger mi vida y tu eres mi elección. En realidad, y quizá me avanzo a un final sorpresa, creo que mi gran descubrimiento es ‘la libertad de sentirme libre para escoger mi vida’ <



Dia memorable