>Nada de nada, hoy no hay ‘insights’, eso si, me he cascado 103,6 km y casi seis horas de pedaleo. Etapa marathon. Muchos ‘Buen Camino’ por la mañana donde he coincidido con los peatones del Camino durante un buen rato. Me había propuesto relacionarme más con los ‘camineros’ pero no se ha dado el caso. Las primeras palabras en castellano de los peregrinos llegan en mi cuarta etapa. No sé valorar el porcentaje de extranjeros pero, por lo visto hasta ahora, alrededor de un 90% de peregrinos lo son. Mucha Nacional 120, no la olvidaré durante el resto de mis días, con un tramo recto de 30 km inacabable para llegar a Puente Villarente, lugar de buenos recuerdos de mis distintas etapas profesionales. Unos botellines y unas tapas para comer algo me han puesto más peso para arrastrar los últimos y eternos 8 kilómetros, hasta llegar exhausto a León, que, por sorpresa, estaba de fiesta mayor, San Froilan. Un suntuoso respeto a la Catedral del pueblo de mi suegra y una buena cena han acabado por ser uno de los mejores momentos del día que ha pasado un tanto aburrido. <
Como ha cambiado León desde la última vez, y qué bonito es el casco antiguo, ya olvidado tras mis esporádicas visitas anteriores. Contento por conseguir llegar hasta aquí. Estoy casi en la mitad de mis 627 kilómetros a recorrer. No hubiera apostado por mi y ahora no quiero otra cosa que llegar hasta el final como sea. Creo que el planteamiento para mañana será de hacer una etapa corta de recuperación y llegar hasta Astorga y disfrutar de su belleza antes de descansar para poder atacar la segunda etapa con más desnivel de todo el recorrido, pasado mañana será el pequeño-gran Tourmalet de mi particular Camino. Necesito planificación y estrategia para intentar asegurar que llegaré a Santiago.
He cogido esta piedra para llevársela a mi Camino Calvo, es una afición que tiene. Colecciona piedras allí donde va. O se las hace traer. Ésta estaba en la frontera de la provincia de Palencia con la de León. La provincia donde nació su madre, por eso ella se llama Mª del Camino, una zona de España donde este nombre es mucho más habitual que en otras partes. Por eso la he cogido allí. La otra, se la cogí al pie de la ‘La cruz de ferro’, donde teóricamente los peregrinos deberían dejar una de donde vienen para así redimirse de sus pecados, según creo. No soy un peregrino ‘estrictu sensu’, sobre todo en la parte más religiosa del Camino, yo solo soy un simple buscador de retos y emociones. Así es como me definiría ahora mismo, con la perspectiva de haber terminado ya hace unas semanas y conociéndome un poco mejor que antes de salir. Desde luego tengo que admitir que los retos me ponen en marcha y si encima puedo sacar aprendizaje de ello mejor que mejor. Siempre voy en busca de cual es el objetivo de hacer algo y retarme a mi mismo para conseguirlo, no necesito que me empujen, yo soy de los que se tiran solo.
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